Lo que está viendo en esta fotografía, es exactamente lo que están
haciendo nuestros políticos en estos días de «CIERRE DE CAMPAÑA»; cada quien
ofreciendo sus productos a más no poder.
En la medida que las estrecheces asoman
en nuestra economía nacional, la mayoría
de participantes en esta contienda, al ver las tremendas faenas que hicieron
los que están finalizando sus gestiones, ha echado mano a toda clase de medios
propaganderos, con mucha acuciosidad han recurrido a todos los recursos habidos
y por haber, con tal de llegar al poder local o regional y poner fin a sus
miserables economías.
Demás está decir que las grandiosas muestras
de supuesta generosidad, «humanidad», «desprendimiento», «amor al prójimo», al
«hermano campesino»; etc. Todo eso, difícilmente podría ser creído por los
electores. En nuestras áreas rurales prevalece un viejo adagio popular que
dice: «lo que boca come, culo paga» y en este caso, no será exactamente igual;
pero, quien o quienes pagarán son los que muchas veces no comieron de los toros
que pelaron para la comilona que les dieron; pues serán sus propios hijos o
hijas los que tengan que pagar, cuando alguno de estos, si sale electo, no
vacilará en recuperar con grandes creces o réditos todo el caudal de miles
invertidos; porque como se ve, aquí la democracia se ha roto, a diferencia de
otras épocas electorales, se ha visto desfiles y exhibiciones de las mejores
camionetas empapeladas con propaganda; es más, esta vez muchos propietarios de
viviendas, al ver la voracidad de los candidatos, vendieron sus fachadas, nos
enteramos que en Santa Rosa y la ruta a San Ignacio, hasta 500 soles cobraron.
Es decir, los mercachifles, vivanderas de las ferias dominicales, se quedaron
empequeñecidos frente a los nuevos comerciantes que coparon no solamente calles
y veredas, también fachadas de edificios y todo cuanto espacio les fue posible
para alcanzar sus codiciosas ambiciones de enriquecerse a costa del pueblo.
Salvo
mejor parecer...
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