La madrugada del 3 de octubre de 1968 el general del Ejército Peruano, Juan Velas co Alvarado, encabezó el golpe de Estado que trajo abajo el gobierno del presidente Fernando Belaúnde Terry.
Un día antes, el 2 de octubre de 1968, el entonces presidente Fernando Belaúnde Terry tomó juramento, sin saberlo, al último gabinete de su primer gobierno. Ello tras el escándalo de la pérdida de la denominada “página 11” del contrato de La Brea y Pariñas que contenía el precio del barril de petróleo y que favorecería a la empresa transnacional International Petroleum Company en Talara.
Sorpresivamente aquel día amanecieron numerosos tanques de guerra y tanquetas con soldados fuertemente armados rodeando el congreso de la República; también frente al local de los diarios La República, El Comercio, El Expreso y canales de televisión, con detenciones y deportaciones inmediatas de los directores de esos medios.
Era UN GOLPE DE ESTADO, muy bien planificado, tanto en Lima como en provincias, días después 09 de octubre, tanques y tanquetasa con tropas del Ejército copaban las instalaciones de lo que hoy es la refinería de Talara que en esos tiempos era propiedad de la IPC (Internacional Petroleum Company) la que fue expulsada del país con todos sus integrantes; bautizado como EL DIA DE LA DIGNIDAD NACIONAL. No solamente en Talara, también en nuestra selva amazónica todas las instalaciones de la IPC fueron tomadas y como un adicional se expulsó también en aquella oportunidad a los integrantes de la organización INSTITUTO LINGUISTICO DE VERANO (ILV). Esto entre otras acciones que deberían difundirse en los currícula escolares le dieron un remezón total a las estructuras sociales, políticas y económicas del país. Hoy, por muchos motivos, guardan sepulcral silencio estos que nos gobiernan. ¿Más efectiva que la «independencia» de San Martín?
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