No sé si existan otras personas que piensen lo mismo, lo cierto es que, lo que acaba de hacer Estados Unidos con uno de los más crueles terroristas, de cara a la concepción esencial de lo que se llama JUSTICIA, me parece el más condenable exhabrupto, la muestra más cruda del abuso, la prepotencia y la tiranía sólo comparable a los actos de los sanguinarios reyes persas y medopersas de la antigüedad y un poco de Adolfo Hitler.
Desde luego que nadie aprobó y estuvo conforme con lo ocurrido el 11 de setiembre del 2001; quedó como una herida profunda para toda la humanidad; pero, de allí a perseguirlo por aire, mar y tierra, ubicarlo, violar fronteras, estados soberanos y meterse a su vivienda de la localidad de Abbottabad-Pakistán, donde estaba refugiado el terrorista Bin Laden, no para capturarlo, si no, para matarlo, sinceramente, no alcanzo a entender, la tradición cristiana de estos señores amos del mundo, dueños de las vidas y las muertes. Inspiradores y promotores de la hipócrita Declaración Universal de los derechos Humanos, cuyo Art. 11 que ellos redactaron, escribieron y proclamaron un 10 de diciembre de 1948, dice: «Toda persona acusada de delito tiene derecho a que se presuma su inocencia mientras no se pruebe su culpabilidad, conforme a la ley y en juicio público en el que se le hayan asegurado todas las garantías necesarias para su defensa».Entre otras de la tan afamada «Declaración Universal...». He visto con estupor de cómo la barbarie festeja la barbarie y empuja al mundo a una nueva ley del Talión, dejando empequeñecida a la «ley de la selva», además de los festejos, felicitaciones, exaltaciones para colocar al presidente Obama como un héroe, un adalid mundial por tan grandiosa gesta de haber dado muerte a un terrorista y otros tres de sus acompañantes, hasta el despistado presidente peruano, vertió estas infelices frases al mencionar a este hecho, como «El primer milagro que hizo el ahora Beato papa Juan Pablo II...», tal vez para ganarse el aprecio de los norteamericanos a donde estaría pensando refugiarse después del 28 de julio; pero, definitivamente, viendo con serenidad, los estadounidenses han cometido una más de las tantas violaciones que casi a diario ejecutan; peor aún si a este acto lo ponemos de cara al cristianismo, que es la religión que estos hipócritas profesan, no sabríamos, qué diría Jesús si estuviera físicamente presente. Adolfo Hitler y sus seguidores no mataron tres o cinco mil como se le acusa a Bin Laden, mataron SEIS MILLONES de inocentes, sin embargo, a los que fueron capturados, se les dio la oportunidad para defenderse, se les instauró un debido proceso y que se sepa, ninguno fue ejecutado a balazos.
No se quejen despúes los norteamericanos de lo que pueda venir; porque el germen del terrorismo y la violencia, no solamente se encarna en un Bin Laden, hay muchos de éstos que han de estar en camino. ¡Prepárense para lo que venga después!.
Salvo mejor parecer.
Nor orientalmente:
EL DIRECTOR.
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