Consta a nuestros lectores, nuestro punto de vista, siempre
crítico para todos los sectores, partidos políticos, confesiones religiosas
incluyendo a los sacerdotes en general, a quienes siempre les preguntamos
¿Dónde están los resultados de sus prédicas?...
Bien,
nuestro punto de vista frente a la labor pastoral del Padre Humberto Tapia
Díaz, por principio, nos obliga reconocer AL CESAR LO QUE ES DEL CESAR y al
Padre Tapia lo que es de él.
No
ocultamos y cedimos espacios a nuestros columnistas y colaboradores cuando se
enteraron de su salida de Jaén y lo reclamaban pidiendo no sea cambiado. Por
coincidencia, el Director de este vocero, estuvo presente en su primera homilía
celebrada en la iglesia de Pomahuaca con motivo de su fiesta patronal en
homenaje a San Martín de Tours, lo comentamos en esa edición (primera semana de
febrero) del impacto de su sermón y la secuela de prolongados comentarios en
público y en el vecindario; pero no fue la primera y celebraciones misales
las tiene todas las semanas y en todos los lugares donde puede
desplazarse dentro de esa jurisdicción que no solamente es Pucará y volvimos a
escucharlo el martes último en el caserío Patacón (Pomahuaca), con toda certeza,
lo seguiremos escuchando como lo escuchan sus feligreses y no nos cansaremos.
Con la licencia que el caso amerita: oír comentarios de autoridades y
pobladores de todos los niveles motiva una espontánea valoración comparativa y
retrospectiva que nos lleva a recuerdos muy gratos de sacerdotes que
introdujeron en el alma sus sermones, imposible dejar de actualizar a un
Reverendo Alfonso Arana Vidal, un Augusto Vargas Alzamora, el siempre presente
«Padre Paco», entre otros y las deducciones afloran espontáneas: el
Cristianismo desde la aparición de Jesús, nadie lo impuso, fue inspirado, fue
irradiado con la conducta natural, sincera y no hipócrita de su
inspirador, por eso tenía autoridad moral para llamar a los fariseos (de ese
tiempo y de los que hasta hoy abundan por todas partes) TUMBAS BLANQUEADAS. Las
prédicas del Padre Humberto Tapia avivan el pensamiento paulista del Teólogo y
ex-sacerdote católico Harvey Cox, cuando critica con acritud la posición cómoda
de quienes creen que la fe cristiana se impone con penitencias, con diatribas,
de quienes usan la sotana para fines nada cristianos, cuyas prédicas en vez de
atraer creyentes, los repelen. Escuchando a Humberto Tapia, me pongo a pensar
lo grandioso que sería el cristianismo si tuviéramos Pastores que avivan la
llama de la fe y no la apagan.
De procedencia campesina, muy humilde (caserío La Esperanza) en la cuesta
al pueblo de Huabal, no olvida su escuelita primaria con techo de paja y bancos
de adobe, palos o piedras y seguramente no ha de olvidar que millones de
peruanos del extenso territorio marginado de las llamadas áreas rurales,
pasaron y siguen pasando esas estrecheces que a muchos le sirve de acicate para
encumbrarse en la sociedad así como a otros, según su fibra espiritual o moral,
servirá para aniquilarlos. Esos orígenes tal vez, formen parte de los
ingredientes esenciales de su formación, sus privaciones internas no confesas,
causa de sus impotencias y origen de sus luchas desde los púlpitos condenando a
los corruptos y a los abusivos y poco le falta azotarlos.
Por
eso este sacerdote es mirado de reojo por gobernantes locales o autoridades de
esas que mencionamos, pero muy apreciado y valorado por tanta gente que
sigue teniendo SED DE JUSTICIA que no le llega y que el Padre Tapia en sus
sermones las pretende calmar con el algodoncito mojado de sus encendidas
prédicas, diríase avivando la llama espiritual que tantos otros la apagan con
los baldazos de agua fría de sus poses ortodoxas, casi anticristianas.
Salvo mejor
parecer:
Nororientalmente:
EL DIRECTOR.
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