Escribe: S. Alejandro
Carrascal Carrasco: Profesor de profesores Bilingües - año 1975-1980.
LO QUE NO SE DICE DE LA
DESAPARICIÓN DE JAEN DE BRACAMOROS
En su
importantísima obra de 4 tomos «Jaén de Bracamoros», el Padre Martín
Cuesta, le dedica un extenso capítulo
(el Nº XV) para explicar la DESAPARICIÓN de la antigua ciudad «Jaén de
Bracamoros», justificando su «traslado» al «aburrimiento por la humedad, el
barro y el aislamiento» le llama «ciudad tránsfuga» (Pág. 601 Tomo II).
Cronológicamente ubica esta realidad en el siglo XVI-XVII Un aspecto fundamental de su científica investigación es la
correlación cronológica, que no llega a la época en que esta colonial ciudad se
le pierde el rastro y esto, según lo indagado por el autor de la presente, está
en el lapso de 20 años aproximadamente: 1780-1800, tras ese período recién
se encuentran evidencias de la existencia de los jaenses en
Bellavista Viejo y años más tarde en este valle.
La constante mención del sacerdote historiador
en el amplio contenido de su obra a nativos llamados «JIBAROS», que ahora ya no
se usa y desde el siglo pasado, da lugar
a identificar a los PAKAMUJAS con esa nominación. Pues los awajun (aguarunas)
no cambiaron en el devenir histórico el nombre de su etnia.
Entonces, si los jíbaros desde la óptica
occidental (mestiza) fueron lo «bracamoros», habría que preguntarse ¿Dónde
están éstos?
Lo cierto es que, de los datos recogidos en
febrero del año 1971 en el hoy caserío Lejido-Puentecillos - Santa Rosa, del
anciano Jerónimo Yahuara, nos conversaba que llegó de Santa Cruz de Cutervo el
año 1914 y que en esos lugares referentes a las áreas de influencia de lo que
fue la antigua ciudad, encontró ganado (reses) «sin dueño» de lo que él se
apropió y les puso su marca. Todas las plantaciones de naranjales muy extensas
en esas montañas, tampoco tenían propietario y en aquellos tiempos hasta hace
muy pocos años decían que le pertenecían
«a la comunidad»; pero también este anciano nos contó que en el monte,
habían encontrado pavorreales, silvestres, que como es sabido, esta especie de
aves no es oriunda del Perú y así como éstas, muchos otros restos que
evidenciaban la desaparición repentida de esta población. En aquel año (1971), aún
pude ver los restos de lo que fue la antigua iglesia principal de los
Mercedarios en Jaén Viejo (ubicada hoy en el caserío El Molino) en una de cuyas
paredes el sabio Antonio Raymondi al visitar el
«otrora Jaén de gran nombradía», halló solamente restos quemados de lo
que pudo ser esa ciudad y con un carbón escribió en una de las paredes de las
ruinas de ese templo su conocida frase «Jaén de Bracamoros, refugio de vacas y toros, esqueleto de
ciudades, desengaño de todos». Pero no solamente restos del templo, también lo
que habría sido su calle principal, empedrada y hasta huellas remotas que
permitían apreciar rastros de lo que habría sido esta «gran ciudad».
No hay comentarios:
Publicar un comentario