Semanario ¡Nor Oriente!. Los únicos de la Región. ¨Por la Verdad, con la Verdad, hasta la Eternidad¨

lunes, 9 de septiembre de 2013

EDITORIAL

      
¿La ley es Justa? 30 años por matar a su mamá?

 Porque he tenido hijas que pasaron por la adolescencia, es que al ver en los medios de prensa la semana pasada de cómo extendían sus espacios para publicitar la ratificación de la condena por la Corte Suprema a la joven Elita Espino Vásquez, me conmovió, no la noticia, si no la indiferencia, el mercantilismo, tal vez la ignorancia de quienes dirigimos medios de prensa y apuntamos solamente a vender espacios y publicidad, aunque hagamos añicos a la humanidad.
 He vuelto a revisar mi texto de la Constitución Política del Estado, en su Artículo 110, en su parte pertinente dice: «Para ser elegido Presidente de la República, se requiere ser peruano por nacimiento, tener más de 35 años al momento de la postulación...». He vuelto a recordar en mi ex-escuela de Filosofía, que para estudiar eso, que no es una profesión, se empieza también a partir de los 30 años de edad. En las Sagradas Escrituras, los Ancianos Consejeros, en Roma, en el Incanato, ídem. Etc., etc. Quienes hemos pasado por algunos estudios de Psicología, en lo referente a la evolución psíquica de las personas, sabemos perfectamente que la VERDADERA MADUREZ emocional comienza más allá de los 20 y se extiende más de los 40, esto, ubicándonos en un amplio espacio PROMEDIO en la evolución de nuestra evolución, sin descartar excepciones de menos y mayor edad.
 Para ser más precisos, tomamos una de las opiniones de la Dra. Sarah Jayne Blakemore, en su libro: «El misterioso funcionamiento del cerebro adolescente», que  hemos preferido trasladarlo aquí su párrafo central, textualmente:













Esto, lo sabían y lo saben los magistrados que condenaron a la adolescente Elita Espino Vásquez, inclusive su finada madre y su viviente padre, que sigue como magistrado en Chachapoyas. Con lo cual, no pretendemos opinar porque la hubieran absuelto; pero de ahí a sentenciarla para que esté recluída casi toda su vida, nos parece excesivamente INJUSTO. Desde luego que podrá acogerse a los beneficios penitenciarios; pero 30 años, son 30. Si tenemos en cuenta que su delito lo cometió a los 18, en pleno proceso de inmadurez psíquica total.
  Pero este argumento pasa a un segundo plano, si apuntamos a la responsabilidad ABSOLUTA de sus progenitores, que a lo largo del proceso seguido a esta parricida, no se tomó en cuenta y esa forma de vida que le llaman «moderna», es la usual en estos tiempos de tecnología, liberaciones, igualdades de género, etc., en muchos hogares cada quien desayuna, almuerza o cena, a la hora que puede y quiere, esas reuniones en la mesa, ya ni siquiera se toman en cuenta y algo peor, muchos cenan o almuerzan frente a sus televisores. Se olvidan de los hijos que creen que al ponerlos a estudiar en colegios costosos, ya se liberaron de su responsabilidad fundamental, la de padres que deben formar a sus hijos, la de CONDUCTORES de sus hogares, de aquellos que la felicidad o la desgracia de su familia depende de cómo se comporten con los suyos.
 Lo que le sucede a esta joven es el resultado de esa IRRESPONSABILIDAD de los padres, de aquella evasión o renuncia a sus deberes sagrados de traer hijos al mundo para alimentarlos no con valores y sanos consejos, si no con dinero y comodidades. Padres que  dejaron de ser el espejo o el ejemplo en cuya conducta deben mirarse los hijos para ser sus principales imitadores. A esto le llaman sociedad moderna.
  En un caso hipotético, si yo habría sido JUZGADOR, habría condenado no solamente a la asesina, también a sus padres, con la misma pena, por su corresponsabilidad, incluyendo a la occisa.

    Salvo mejor parecer.
             Nororientalmente:


                    EL DIRECTOR.

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