¿TAMBIÉN LA FE SE ACABA?

Noooo! Es la respuesta contundente.
  Lo que se acaban o modifican son las costumbres o tradiciones de los pueblos, motivado por eso que se llama «desarrollo», los camaradas le llaman «neoliberalismo», los otros, «mercantilismo» y otros más, «materialismo»; etc.
  No solamente en Jaén, la FE católica está siendo sustituida o restringida por el mercantilismo; son tiempos de repunte evolutivo en los que predomina el amor a la riqueza. Ejemplo, si bautizo a mi hijo(a) ¿a quién voy a designar como padrino o madrina? ¿Quién le dará mejores regalos?. En esas fiestas ahora, ya no se gasta, se invierte, porque después de llevar a la pila bautismal al inocente infante, viene la celebración y allí el tradicional «CORTE DE PELO», cada porción, un billetito de 10, de 20, 50 ó 100...
  Esta mentalidad, trasladada a nuestras fiestas patronales, ahora los santos patrones, ya no son a los que hay que rezarles para que nos protejan de nuestros males, hay que rezarles para que en su fiesta nuestros negocios sean productivos.
  Peor aún, en el caso de nuestro santo patrón «El Señor de Huamantanga». Cuando asistí a una de sus procesiones, sentí mucha nostalgia y algo de pena, al ver  de cómo la fé católica se evapora o se transforma en centros comerciales donde se auspicia la diversión, las borracheras y todo lo que signifique ganancias EN NOMBRE DE NUESTRO SANTO PATRON. Peor aún, tales concentraciones ya no son en la ciudad, de modo que nuestro «patrón» ha quedado como un hermoso motivo de incrementar negocios ¿Cuánto cobró el gobierno local por su fiesta? 280 mil soles y si recordamos la «visita» de la otra venerada «santísima cruz» de Motupe el año pasado ¿Cuántas alcancías se llenaron? ¿Cuánto ganaron las llamadas «hermandades», (otra forma de asociación de comerciantes). Eso, peor aún, nunca lo supimos.
  Por eso, mientras los negocios y empresarios prosperan, la delincuencia en todas sus variadas formas, también y no se sigan quejando ni pidiendo «seguridad ciudadana».
Nororientalmente: EL DIRECTOR.