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lunes, 28 de febrero de 2011

Competencia de mentirosos

En la medida que las necesidades aprietan más, las fuentes de enriquecimiento cada vez más competitivas y escasas, lo que hasta hace algunas décadas las campañas electorales eran para determinados clanes o castas que siempre estuvieron gravitantes tras el poder político del Perú: los Prado, los Morales Bermudes, los Pardo, etc., hoy se han cholificado estas competencias, tan similares a un domingo de «parada» en nuestros pueblos rurales o si nos ubicamos en Lima, una «Mesa Redonda», o un «Gamarra», hasta donde llegaron los aventureros huancas, ancashinos, ayacuchanos, cajamarqui nos y de otros lugares que los limeños llaman «de provincias».

Así de simple el panorama político ahora, en un singular paralelismo de lo que ocurre con nuestras actividades económicas formales e informales de comerciantes ambulantes, legales e ilegales.

Como podrán comprobar, en tales competencias comerciales, cada quien embellece y engrandece lo que ofrece y lo que vende, aunque sea shampoo, gaseosas, cosméticos, etc., todos bamba, al consumidor o comprador con sus altoparlantes penetran en sus oídos toda clase de palabreos y esto que no mencionamos a los «cúraloto do», que todavía se siguen colocando atuendos de chamanes, de pobladores amazónicos, con sus culebras en el cuello, ya se terminaron de vender la planta medicinal «Uña de gato», sangre de grado y hasta los sapos del Lago Titicaca los vendieron; exactamente están haciendo nuestros políticos candidatos en esta campaña electoral, a tal extremo que ya es preocupante y nadie -nos referimos a alguna organización de defensa del elector- les ha salido al frente para frenar sus mentiras y tráfico con la conciencia ciudadana. Los están dejando a su libre albedrío; por tanto, atengámonos a las consecuencias que serán catastróficas, con toda certeza.






Una simple referencia para entender mejor este gravísimo problema materia del presente editorial: cuando su novia (en el caso del varón) o el novio (en el caso de mujer), le promete y le ofrece el oro y el moro y al mes siguiente de casados, se da cuenta que solamente fueron promesas ¿Cómo se sentirían?... Sin buscar otras referencias más, el actual gobernante, a voz en cuello ofreció «estabilidad laboral», suprimir los «servis», «revisar» el TLC, nueva Constitución Política, entre otras tantas mentiras y vean lo que tenemos ahora: un país lleno de frustraciones, con enormes sectores enfrentados, declarados en rebeldía, bajo amenazas de ser sojuzgados a sangre y balas, si no se someten a este régimen.

Este, no es el Perú que deseamos para nuestros hijos y nietos. Los valores en estas campañas electorales, no cuentan, la mentira se ha sublimizado y gane quien gane, no tenemos la bola de cristal en la mano, no hace falta, con toda certeza, no se avizoran tiempos mejores, sino, peores.

Están ofreciendo de todo; pero muy pocos pregonan lo que harán para impedir sigan las pillerías, muy pocos hablan de los delincuentes que no están en las calles ni en las rutas para asaltar buses o transeúntes, sino, de los que están en los ministerios, en las entidades públicas, empezando por el mismo Congreso de la República, es allí donde se inicia esta descomposición moral de nuestro país, porque las leyes las elaboran a su medida. Vean por ejemplo el más común de lo que bien puede ser un gravísimo delito: contra bandear con la fe ciudadana: esto es, hay congresistas que llegaron a ocupar un escaño por una determinada agrupación política y una vez en el Congreso, negociaron o vendieron sus conciencias para pasarse a otra agrupación. Esta, es la peor muestra delincuencial que se materializa y se practica por los llamados «padres de la patria» y son estos los que no judicializan ni crimina lizan tan graves delitos; partiendo desde allí, deduzca Ud. lo demás...

Por sí fuera poca esta descomposición y esta feria navideña ambulatoria, ya están negociándose los votos para una segunda vuelta y al ritmo que van, nadie los para, el pan, ya subió su precio, idem los demás productos de primera necesidad, esta feria, sigue aportando grandes dividendos en favor de los que más tienen y en desmedro de los que menos pueden. No sabríamos si estamos viviendo un nueva era democrática, o el fin de todas las democracias. Salvo mejor parecer.

Nororientalmente:

El Director.

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