En primer lugar, saludamos el esfuerzo que hace Radio Marañón en su cristiano afán de devolverle a la mujer lo que perdió, desde que Dios la formó de una costilla del Primer Varón en el paraíso terrenal.
Con mucha anticipación vienen dando cumplimiento a una serie de actividades que culminarán en lo que se ha llamado un «Festival Ciudadano por la Equidad de Género».
Debido a la importancia de este asunto, el Director de este Semanario participó el lunes 28-02 9.00 a.m. en un certamen muy relevante. Pero ser puntual en nuestro país, tiene muchas implicancias, riesgos y sacrificios, pues tuvimos que esperar más de una hora, pensando que de los 20 invitados, en su mayoría comuni cadores y periodistas de Jaén, llegarían la mitad por lo menos, y no fue así. De todos modos, se inició la reunión.
Participaron expositores que aportaron valiosos datos para entender mejor la trascendencia de estas rememoraciones, sin embargo, no se tocó la raíz, la causa o el origen de todo lo que le sucede al llamado «genero bello» o «género débil». Como por ejemplo, no sería necesario ni siquiera se declare la celebración de un día por la equidad de género, excepto el Día de la Madre, lo demás ¿Para qué?... Si tenemos gobernantes que masacran y torturan física y sicológicamente a sus mujeres, envueltos en escándalos y líos de bigamia y adulterio, empezando por nuestro primer mandatario y terminando por nuestro alcalde provincial Gílmer Fernández... Entonces ¿Cómo y cuándo vamos a lograr frenar estas agresiones constantes al ser en el que debería reflejarse permanentemente la imagen sagrada de nuestras madres? Si en los hogares, iglesias, escuelas o colegios se infundiría el más simple de los preceptos en torno a la mujer, no necesitaríamos de tantas actividades para valorarla y respetarla: «para el hombre que tuvo o que tiene una buena madre, todas las mujeres son sagradas»...
Siendo lo que estamos viendo, habría que preguntarse también ¿Es que no todas las mujeres fueron o son buenas madres?...
Bastaría educar al hombre bajo este sencillo precepto y tendríamos mujeres felices, por ende, sociedades justas y gobiernos honestos; porque los hombres o mujeres que asuman la conducción de los destinos de sus pueblos, serían el reflejo de sus sagradas madres.
Pero en sociedades materialistas, mercantilistas, liberalistas como ésta, ¿Cómo vamos a redimir y lograr la equidad de género? Cuando en los grandes medios de difusión masiva, escritos o de imagen, si no hay senos, y muslos, nadie vende. A la mujer la utilizan como el cartelito obligado para vender cualquier cosa, lo mismo en los llamados programas televisivos que sin reparo ni consideración a nuestra niñez, la televisión bombardea estupideces, «la colita» del año «las mejores nalgas», las «mejorescaderas», etc. babozos que salen dizqué como payasos que en vez de reir dan cólera; pero tienen como su principal herramienta de trabajo a jóvenes ansiosas de ser famosas mostrando sus desnude ces ¿Así queremos lograr la equidad de género? La ONU, el Ministerio de la Mujer y todas las organizaciones feministas se han unido para contrarestar estas brutales agresiones contra la equidad de género? ¡Nunca! ! !
Nos preocupamos de la trata de mujeres y no vemos la bacteria, que es precisamente la televisión que les induce patrones degradantes de conducta y nuestras jóvenes del campo, provincias o áreas rurales, se ilusionan cuando alguien les ofrece hacerlas «famosas» y las inician en clubes nocturnos de prosti tución, o en chinganas como copetine ras o anfitrionas.
Desgraciadamente muchos comuni cadores de Jaén o de otros lugares se incomodan o se asustan cuando alguien pretende poner freno a estos tráficos de sexo; porque también son éllos los que de algún modo contribuyen con sus concursos «Miss cualquier cosa», para vender o recursearse con sus pálidos rostros y enjutos cuerpos. Esta es la equidad de género que nunca lograremos.
Salvo mejor parecer.
Nororientalmente:
El Director.
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