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lunes, 24 de junio de 2013

EDITORIAL


«Baguazo»: de Herodes a Pilatos


Imposible pasar por alto un hecho que ya está ante los reflectores de toda la prensa internacional, referente, ya no al BAGUAZO, si no, a la actitud de los juzgadores (Poder Judicial) que estarían complicando mucho más esta situación que al parecer, apunta finiquitarse en el tiempo por cansancio o por prescripciones que pueden ir saliendo una a una y dejar libres a los verdaderos responsables de esta tragedia.

  Hace unos meses, la Sala Penal Transitoria de Bagua que preside el magistrado Gonzalo Zabarburú, contra todo pronóstico, corrieron traslado de este caso para que los 53 nativos implicados para los que el representante del Ministerio Público está pidiendo la pena de cadena perpetua, sea visto en la Sala Penal Nacional de la Corte Suprema de la República; tal determinación generó una ola de comentarios y protestas hasta que de dicha Sala, nuevamente regresaron el caso para que sea visto por la Sala antes mencionada, en la ciudad de Bagua, mediante Resolución Administrativa Nº 257-2010-CEP-PJ emitida por el Consejo Ejecutivo del Poder Judicial; pero como si se tratara de una verdadera papa caliente, la nueva Sala de Bagua, esta vez recompuesta con los magistrados  Francisco Delgado Paredes, Ernesto Bernabé Orellano y el mismo presidente el Dr. Gonzalo Zabarburú, nuevamente resuelven regresarlo a Lima, aduciendo que no es competencia de ellos juzgar en Bagua a dichos procesados tanto los implicados en la Curva del Diablo, como los de la Estación 6 (asesinato de policías), se hizo tabla rasa de lo expresado en nuestra Carta Magna Art. 139, inc. 16 mediante el cual, regula el acceso GRATUITO a la justicia, cuando se trata de personas de escasos recursos económicos, con en este caso, los 53  indígenas acusados.

  Justicia y juzgadores, acusados y acusadores, nos ponen en una situación de total confusión y  más que eso, el desánimo y la desesperanza, el desconcierto y la pérdida de fe en un Poder de nuestra Democracia que suponíamos debe ser el eje fundamental  que regule este sistema al que tanto se reclama y proclama que  la paz, sea producto de esa administración de justicia clara y humana; todo ello, aquí empieza a nublarse y empezamos a ponernos frente a un muro como el de Berlín o la Muralla China ante los que vemos estrellarse nuestras concepciones acerca del CRITERIO DEL JUEZ, su autonomía, su imparcialidad, etc., todo nos ubica en el mismo escenario de hace más de dos mil años cuando la justicia romana tenía en sus manos a Cristo.

  Pero más allá de estos argumentos, las piruetas que estamos viendo, que sin duda alguna, en esta parte del país constituye CASO UNICO en toda la historia, no podríamos quedarnos con ese chupetín entretenidos a la espera del vencimiento de términos procesales, instancias y resoluciones de las que sobran todos los días en el Poder Judicial. Aquí, para cualquiera que conozca de cerca este caso, tales intríngulis tienen una sola explicación, a nuestro modesto criterio y tal explicación se ubica en los antecedentes mediatos de los principales protagonistas, el ex presidente Alan García, sus ex ministros y sus generales PNP de lo que ya se ha dicho bastante.
   Juristas, analíticos y críticos, han puesto el reflector en el verdadero foco de los hechos, empezando por parte de los mismos  integrantes de la Comisión llamada «En Minoría», que se encargó de investigar estos hechos, el ex-congresista y periodista Güido Lombardi, la religiosa Maricarmen Gómez, el nativo Jesús Manacés, lo han señalado hasta el cansancio y han demostrado con pesados argumentos, esto que  se quiere ocultar con movidas burocráticas de magistrados que aún no se han liberado de las presiones políticas o que simplemente, pesa más para ellos, el sueldo que perciben que los valores que deben guiarlos. Siendo así nuestra Justicia, sinceramente, preferiría a ser un verdugo sin capucha, antes que un Juez con toga. Este es el Poder Judicial que nos ampara y del que casi nada bueno podemos esperar, si la paz es hija de la justicia que aspiramos.
 Salvo mejor parecer.
             Nororientalmente:
              EL DIRECTOR.

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