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lunes, 20 de noviembre de 2017

¿QUIEN PUDO IMAGINA?

  Silvia Guevara Díaz viajó el viernes 10 a Lima con su esposo para una reunión familiar en casa de su suegra (San Martín de Porres), en circunstancias que se traladaban en un taxi, fueron embestidos violentamente en la parte posterior por un policía asesino ebrio del volante, que quiso darse a la fuga pero fue impedido por los ocasionales transeúntes, cuando eran las 12.30 de la noche del sábado para domingo 12-11. Silvia llevó la peor parte.  Dada la gravedad de su estado fue trasladada de inmediato a la clínica «Jesús del Norte» en el distrito de Independencia, lo mismo que su suegra y una de sus cuñadas que tenía fracturas en la pelvis.
  Silvia fue intervenida tres veces, según refiriró uno de sus cercanos familiares desde Lima, pero cuando el reloj marcaba las 12.30 de la madrugada del lunes 13, un paro respiratorio terminó con su existencia.

  Intensos ajetreos para subsanar trámites postmortem, recién  salieron  8.30 de la mañana llegando al promediar las 5 de la madrugada del martes 14, siendo sus honras fúnebres el miércoles 15 al medio día.  Demás está decir de las escenas desgarrado ras cuando llegó el féretro, su madre doña Beatriz Díaz, no pudo soportar y sufrió varios desmayos, su padre que llegó de Iquitos Reyes Guevara Delgado, se aferró abrazado al ataúd con llanto desconsolado, fue su primera hija, la más querida, y así sus demás familiares que llegaron de distintos lugares. Muchas amistades en el acompañamiento que fue motivo para entrañables reencuentros, como la presencia del señor Mario Olano que vino de Tarapoto, sus tíos Raúl, Almanzor, Florencio y Sergio.

  La misa de cuerpo presente el miércoles último estuvo muy concurrida y luego su traslado al Mercado Central, donde le alistaron un escenario especial. 
  Cabe destacar que Silvia Guevara Díaz fue  nieta de los señores Teófilo Guevara y Julia Delgado, fundadores del Mercado Central desde la década de los años 40 a  50; allí se forjaron sus hijos y también Silvia que creció alternando los negocios en el puesto de su señora madre, tal como lo reseñó Segundo Ruiz Chuzón a nombre de la dirigencia de la Asociación de Comerciantes de ese Mercado, con palabras muy sentidas que conmovió a la concurrencia. Muy solidarias sus compañeras de promoción del colegio «Sagrado Corazón» «Mahatma Ghandi» 1989. Todas muy unidas, de inmediato pusieron a disposición una movilidad para que vaya a Lima a traer el féretro, luego se enteraron que ya se había solucionado ese impase. Todas en todo momento estuvieron presentes recordando a su compañera como una de las más apreciadas por su carácter tan noble, siempre humilde y sonriente. Silvia, se graduó como Ing° de Sistemas en la UPAO, pero no ejercía, tenía su empresa comercializadora de maquinaria agrícola junto con su esposo. Como que pareciera que sigue presente. (Sacc/.)

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