Señor Driector:
Solicito en espacio ESPECIAL, publicar lo siguiente:
Tal como se ha difundido en el diario AHORA, ruego admitir la presente:
No tanto para responder a mis críticos; pero sí, para defender mi honra como profesional y por sobre todo COMO CIUDADANO DEL PERÚ.
He sido muy paciente y magnánimo para escuchar todo lo que se me ha dicho en medios hablados y televisivos; también en medios escritos (menos el suyo). Ciertos regidores, bastante conocidos en esta ciudad, no por sus buenas obras, vertieron su veneno para satanizar- me y no se cansan de pedir que se me expulse de Jaén, porque soy DE SAN IGNACIO. Posición tan obtusa que lejos de molestarme, motiva mi compasión por la ignorancia que les envuelve.
Se olvidaron de sus cursos de Educación Cívica en la Secundaria, (para no ir más allá). Tampoco recuerdan la Declaración Universal de los Derechos Humanos, etc., peor aún, se nota que están muy distantes del por qué en casi todas las profesiones se estudia la cultura ROMANA, que conforma la nuestra en más de un 60 por ciento y que eso del término CIUDADANO, tiene allí su origen. De Roma aprendimos lo que significa ser CIUDADANO; de allí el máximo galardón era SER CIUDANO DEL MUNDO.
A mucha honra, me siento CIUDADANO DEL PERÚ. No tengo limitaciones ni disca- pacidades físicas o mentales. Soy amigo de los políticos pero no dependo de ningún partido, ni les rindo pleitesía de servil vasallo, de esa herencia que nos dejó el feudalismo medieval o el colonialismo nacional. Me independicé forjándome como profesional, primero Médico Veterinario; Licenciado en Educación y Maestro en Gestión Pública, amén de otras distinciones y certificaciones académicas.
Da pena ver que quienes fueron elegidos por el pueblo para que contribuyan a una mejor gobernanza, se enfrasquen en chismes de callejón: que regalé una moto, que compré radios, etc. De haberlo hecho, no fue para mi domicilio, si no para la institución; pero tan haraganes y negligentes que ni siquiera se tomaron el trabajo de averiguar quién hizo esas donaciones o adquisiciones que desde luego no fui yo. Miserablemente no le perdonan dietas a la comuna sin NINGU NA PRODUCCION propia de la misión para la que fueron elegidos y no se ruborizan por las verdades que en este semanario se denuncian frecuentemente, como que han perdido todo atisbo de delicadeza, decoro o vergüenza. Seguiré sirviendo a Jaén, con mucha hidalguía y entereza desde la Gerencia General, primero, en la que no tuve ningún proceso administrativo, queja o denuncia ¿De qué me acusan? ¿Por qué no dicen la verdad?
Graciosamente se ufanan en decir que he sido «destituido», lo que refleja sus bajezas. Simplemente he sido rotado a otra gerencia.
No hay ninguna resolución que me destituya y todo porque soy de San Ignacio, como si en Jaén y en especial mis detractores fueran naturales, oriundos de esta ciudad cosmopolita, tal como lo dije en cierta ocasión, que no los hay ni en un 10 por ciento y vean a estos «jaenos». Me preocupa que se enteren en otros lugares por la vergüenza ajena que sentiría por éstos.
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