Nació un PRIMERO DE MAYO, como «DIA DEL OBRERO», habiendo entrado en proceso de desnaturalización su nominación, más, por vergüenza de los gobernantes especialmente de países como el nuestro, que obreros asalariados se terminaron con los tres regímenes últimos. Ahora este día a quedado como un día cualquiera de selección o colección para una relajito de los tantos que se «empapan» nuestra clase trabajadora y le llaman ahora DIA DEL TRABAJADOR o del trabajo, lo que sea; pero es un día más y un día cualquiera que ha de ser la causa de más angustias y tristezas en los hogares de seis millones de esta clase abandonada a su suerte por este gobierno que se ha ensañado con ellos, y se vanagloria con los del extremos pudientes y poderosos haciendo gala de crecimientos económicos y disminuciones de pobreza, cuando la realidad está a cada paso que damos, a la vuelta de la esquina, en los mercados, gente que compra «un sol de huesos» para su caldo, desperdicios de pollo para sus almuerzos, que viajan en camiones porque no les alcanza para pagar en bus; que piden ropa usada para sus hijos, porque no pueden comprar nueva; que vendiendo caramelos o baratijas apenas les alcanza para comer eso, piltrafas y desperdicios y que en las grandes ciudades viven en los arenales y faldas de los cerros, con sus «casas» (?) pocilgas, cobachas o cartones, sin luz, sin agua, sin escuelas ni postas médicas. Estos son los TRABAJADORES a quienes se les hace creer que «valen mucho», que son «importantes» y no faltarán los discursos y los homenajes.
Esto lo decimos por los millones de los no asalariados, de los no agremia dos, de esos que no pueden dejar de trabajar un día, porque si lo hacen, ese día no comen. Por nuestros pobladores amazónicos que no saben lo que es un sueldo, ni un salario, ni jornales, que en sus comunidades no hay oficinas, etc.
Por todos ellos, esta reflexión compartida con quienes estén de acuerdo conmigo, que lo sé, son muchos y todos soñamos porque un día no muy lejano todo esto, cambie. EL DIRECTOR.
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