Ayer sábado 16, en las cárceles del país, conmemoraron EL DIA DEL PRESO.
Ocasión especial para recordar los cinco meses que estuve internado, dije y diré siempre, en una maestría especial, algo así, como un grado o título más, porque fui encarcelado por defender a los indefensos pueblos amazónicos. A mucha honra y con mucha satisfacción pasé aquellos cinco meses, tratando de explotar al máximo todas los momentos y episodios vividos; considerando que serían únicos, que no siempre se tiene la ocasión de encontrarse consigo mismo, en soledades especiales y en experiencias extraordinarias, en las que siempre faltó papel para escribir todas las vivencias, desde el amanecer, hasta el anochecer, en compañía muy grata de numerosos internos, que con fraternal aprecio al interior del penal, cultivan la amistad, más sincera que en libertad.
Particularmente, en el Penal «San Humberto», a decir de algunos reclusos «ranqueados», lo consideraban como «un internado para señoritas», según sus comentarios, frente a otros penales del país, por ser éste, un penal para procesados.
Allí, los internos tienen de todo, empezando desde una cabina telefónica, bazares, televisión por cable, amplias libertades para comprar y vender comestibles y bebidas. Las visitas dominicales, por lo general, siempre eran una verdadera fiesta (en mi estadía), cuyo festejo se prolongaba hasta altas horas de la noche, en «la cuadra», con videos musicales y todo lo que se requiere para una fiesta, así, transcurrieron los 20 domingos con un registro de 472 visitas recibidas. Pero dejaré los nostálgicos recuerdos para ir a la parte seria de otras cárceles.
No me explico aún, como los estadistas peruanos, pueden mantener a más de 40 mil internos con una pensión alimenticia de CUATRO SOLES CINCUENTA diarios, a tal punto que muchos se sienten mejor que cuando están libres. La cocina, está atendida por cocineros profesionales (internos también) y la lista (menú) de lo que van a servirse los señores presos, las entregan para cada mes. Pegan el papelito en la pared de las cuadras y los internos ya saben que van a comer mañana, pasado o el otro domingo y si la comida no les llega como se espera, de inmediato, hay reunión y presentan reclamo. En cierta ocasiòn protestaron porque les dieron atún con la cebolla picada muy gruesa. La próxima vez, corrigieron ese error, también porque cuando les tocaba huevos sancochados, venían más pequeños de lo acostumbrado; si el café estuvo muy ralo, o si le faltó azúcar o si la sopa estuvo mal preparada; es decir, pensión y vivienda aseguradas. Además no pagan alumbrado, arbitrios, agua, etc. La vida es gratis. Pero no solamente es la mantención a más de 40 mil presos, también el pago para cuidarlos: solamenten el penal de Bagua Grande, un promedio de 20 policías, desde un mayor PNP, un capitán, teniente, etc. 20 sueldos para cuidar a ese «wawa wasi»...además del personal administrativo, tópico, enfermera, etc. Por sí fuera poco, cada interno, ingresa con su ficha de «Seguro» en los hospitales de Essalud... Muchos suelen decir ¿Para qué salir?...
Ahora viene lo esencial del problema carcelario en el país; todos los analistas, especialistas lo dicen: es la lentitud burocrática del sistema judicial: no todos los internos son delincuentes o culpables. Podríamos hablar de un 30 ó 40% son inocentes. El problema está en el aparato judicial, las audiencias truncas, los engorrosos trámites para obtener libertad, muchos tienen exceso de carcelería hasta por uno o dos años.
Este es el otro problema fundamental que debe afrontar este gobierno. Salvo mejor parecer.
Nororientalmente:
EL DIRECTOR.
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